martes, 22 de agosto de 2017

Opinión 57: Un agradable Waltz y un papel en blanco.


Hoy tengo el día amigos, vamos a filosofar un poco, nada de filosofía moderna, eran unos pesados, casi científicos. Tomad mi mano y retroceded conmigo a los tiempos de la Grecia clásica, a una de las cenas de los ricos de Atenas y permitidme que recostado en mi diván y achispado por el vino cretense sin aguar, os cuente una historia como solía hacer el viejo Sócrates.


Platón, su discípulo, uno de los grandes si no el más grande filósofo de la  antigüedad, solía transmitir su saber ilustrándolo mediante historias bellamente adornadas, casi como si de mitos se tratase. Hoy, con vuestra venia yo pretendo hacer lo mismo:

"Cuando la fuerza que fue en el  principio de los tiempos el artesano del mundo creo a los hombres los hizo constar de dos partes, el interior, el alma sensible, lo formo a partir de un delicado entramado de hilos provenientes de la luz de las estrellas. En cambio, lo exterior y físico lo modeló a partir de arcilla que se había depositado en el fondo de una laguna, de ahí nuestra efímera condición de seres mortales. Una vez hechos los hombres ocurrió un accidente, como toda vasija que no se cuece debidamente, nuestras figuritas de barro se resquebrajaron dejando dos pequeños orificios en la parte superior. Sí, eran los ojos, por eso cuando miras a alguien directamente a ellos, puedes llegar a ver su alma, por eso cautivan de la forma que lo hacen y  son lo único que cuando el resto del cuerpo se oxida y envejece por el paso del tiempo, conservan el encanto y la fuerza de sus primeros días en la Tierra"

Bueno, hasta aquí mi pequeño y cariñoso plagio a ese sabio de anchas espaldas que fue una de las grandes mentes de la historia. No le llego ni a la suela de las sandalias como filósofo pero todo se andará, espero que haya sido de vuestro agrado.

Atentamente

El Escriba

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