Día de cuervos hoy, el olor de la sangre inunda el aire y los llantos rompen el silencio horas después de lo acontecido ayer en Barcelona, sencillamente dantesco.
Me enteré de la triste noticia ayer durante el transcurso de una de mis tertulias vespertinas y al saberlo, me hirvió la sangre como aún me hierve ahora. Es increíble que los países del mundo civilizado se vean manejados como peleles por las prácticas terroristas de una panda de fanáticos sin honor, cuya única conexión con los guerreros de antaño de los que dicen descender, son unas escasas gotas de sangre que ellos mismos mancillan y envilecen con sus acciones. La guerra es la guerra, eso lo respeto, pero no se hace la guerra contra civiles inocentes a miles de kilómetros de el supuesto frente que estos impresentables han establecido en Siria y que nada tienen que ver con ello. Si hay justicia en el mundo, se reparará esta ofensa, habrá quien opine que no debe hacerse así pero esto clama venganza, no contra todos los musulmanes claro, sino contra los yihadistas. Tolerancia cero contra el fanatismo.
Desde aquí decir que ofrezco a las familias de los caídos el exiguo consuelo de mis condolencias y mi más incondicional apoyo. Al público en general, circulan por ahí unas truculentas imágenes de la escena tras el atentado, yo mismo cometí el error de difundirlas para hacérselo saber a una amiga, cosa que por respeto evitaré repetir, sumaos a la causa y no lo hagáis por favor. Disculpad lo enardecido de mi prosa pero no es para menos, espero que haya sido de vuestro agrado y sirva para que se tomen medidas.
Atentamente
El Escriba
No hay comentarios:
Publicar un comentario