domingo, 16 de julio de 2017

Opinión 28: Una mañana soleada y los pensamientos de un bushi


 Muy buenas queridos amigos que frecuentáis este agradable lugar en busca de mi mediocre prosa,me disculpo por haber estado tanto tiempo ausente pero la inspiración me rehuye últimamente, ignoro si es mal de amores, el maleficio de una amante despechada o simplemente que mi cerebro pedía un descanso. Recemos para que las musas me permitan seguir desempeñando mi oficio.


El caso es que hoy me encuentro meditando sobre la muerte y he llegado a la siguiente conclusión.
El sabio no debería temer a la muerte, al menos a la propia, se debe temer la muerte inoportuna que te deja la vida a medias, la muerte deshonrosa, la muerte a manos de tu mayor enemigo, la muerte de los seres queridos, padecer terriblemente antes de morir. Pero no a la propia muerte, puesto que ha de llegar, es algo tan inevitable como la vida que camina junto a nosotros desde que pisamos la tierra.
El Lobo vive y muere sin temerla, realmente solo tememos el sufrimiento, la antesala de la muerte y dado que es algo que desconocemos realmente, ¿Por qué habría de limitar nuestra vida?

"Aquel que teme lo inevitable lleva una vida de perro, pues no escapará a ello y sufre antes, durante y después, ese no es el auténtico camino"

Espero no atraer mal fario con estas tertulias tan macabras, pero esta es mi opinión y así os la he contado, como siempre, deseo que haya sido de vuestro agrado

Atentamente

El Escriba

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