sábado, 29 de julio de 2017

Opinión 39 : Un cerebro recalentado que aún así piensa


Parece esto una mancebía andaluza, un bodegón de puntapié en el puerto de Orán, la plaza de españoles en Nápoles, puedo seguir, pero el caso es que hace un calor horrible, la catarsis de la escritura y una buena sombra parecen ser el único refugio que permita soportar estas temperaturas.


Recuerdo que ayer ya de oscurecida, hablaba de filosofía con una conocida muy cercana a mí y una vez acabada la tertulia, ambos concluimos que es una de las disciplinas más interesantes que hay pero también es bastante liosa. Sé que algunos de los lectores de este pequeño rincón, expertos en el tema , tendrán ciertas discrepancias conmigo, pero esa fue la conclusión a la que llegamos. Yo por mi parte, no creo que resulte liosa, simplemente pienso que es una disciplina para el deleite, invita a la reflexión, enseña a pensar y abre la mente, pero debido al volumen de datos, nombres, fechas, teoría y libros de los que se hablan, no es de las más sencillas de estudiar, de ahí que muchos académicos de medio escalafón como el que suscribe, hayan tenido más de un encontronazo con ella en sus tiempos al otro lado del pupitre. Aún así y dicho esto, considero que la filosofía es buena para la vida, enseña diferentes formas de pensar que son útiles para diversos problemas y digo más, hay una filosofía en todo.

Bueno, 25 grados de temperatura y unos minutos después, este artículo está a punto de ver la luz, ahora entiendo por qué Ian Fleming siempre se servía un coctail mientras escribía en su villa jamaicana, el cerebro también tiene una temperatura óptima de trabajo, es conveniente evitar que se sobrecaliente. Serán las cinco en alguna parte, el cuerpo pide un refrigerio y no seré yo quien se lo niegue, sin más que decir, espero que haya sido de vuestro agrado

Atentamente

El Escriba

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