martes, 11 de abril de 2017

Opinión 16 : Pensamientos de una oveja filósofa


La inspiración, a veces diosa misericordiosa, otras veces, aunque un literato no debiera decir esto, no es más que una zorra ingrata, se va y te deja compuesto y sin novia, con nada salvo garabatos para llenar el triste vacío del papel. Pero algunas veces, por suerte, llega a ti de la forma más inesperada.
No quisiera por nada del mundo haber ofendido a las Musas, espero que  ellas , eternas doncellas de las artes, sepan perdonar este pequeño alarde de orgullo desmedido y sigan haciendo descender sobre mi, los dones que me permiten escribir como lo hago.


Pues bien, está mañana, abandoné mis dominios bien temprano para realizar las acostumbradas compras semanales y mientras andaba por el Carrefour, sumergido en la tremenda multitud que allí había, semejante a un rebaño, como de costumbre, no perdía detalle de las conversaciones, los gestos y las maneras de la gente y me sorprendió una cosa; no quisiera parecer antiguo, pero pude comprobar que ya nadie respeta ciertas normas de educación, por  ejemplo, ante un paso estrecho, en lugar de ceder terreno respetuosamente una de las partes una de las partes, cada uno se atrinchera en su sitio, como dos orgullosos guerreros, que temen apartarse haciendo menoscabo de su honra. Seguramente no es gran cosa pero me sorprendió este hecho y quería haceros partícipes.



Bueno, hasta aquí la parrafada de hoy, como siempre espero que os haya gustado, que no hay mayor gloria para un escritor que el deleite de sus lectores. La vida del gladiador y la del literato dependen de los mismo, del público. Nos vemos entre las páginas

Atentamente

El Escriba




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