sábado, 27 de mayo de 2017
Opinión 22 : Un silencio triple y la sal de la vida.
Ayer de madrugada , plácidamente acostado,con la noche sumida en un silencio triple, tan antiguo y profundo como el mundo mismo, en mis sueños , me sobrevino una historia, tan impactante que hoy no puedo por menos que contárosla.
Aquella antigua crónica versaba sobre la vida de un sabio, uno de estos hombres excepcionales, pródigo en amigos, con la bolsa llena y de gran conocimiento, no había cosa en el mundo que, con dedicación y tiempo , no lograse comprender. Hasta que un día, aquel hombre conoció a alguien que justificaba toda su existencia hasta aquel instante. Descubrió el amor y espoleado por semejante maravilla , se entregó a la tarea de poder comprenderlo, para con la ayuda de ese conocimiento, poder alcanzar la felicidad. Pasó el tiempo , los días se tornaron en meses y los meses en años, seguía sin comprender, sus inútiles intentos se estrellaban como un mar embravecido contra las antiguas rocas de un acantilado. Hasta que un día, el pobre infeliz dio con la respuesta:
Tristemente, los meros mortales no podemos entender el amor, pues es como los dioses, algo superior, crea y destruye a su antojo las nuevas costuras del tapiz que se forma con los hilos de nuestras vidas. Sólo nos queda esperar
Ahora yo digo, la verdadera moraleja de la historia de este gran hombre es la siguiente. La verdadera sal de la vida, se encuentra en cosas que son auténticos misterios, no hablo de mecánica cuántica, gracias a Dios, puesto que las existencias de los mortales se basan en cosas un poco más prosaicas. Me refiero a cosas como la Sabiduría, la Amistad, el Amor... si tienes la suerte de contemplar aunque solo sea un instante su verdadera esencia, entrégate por completo a intentar desentrañar su misterio, si logras una décima parte, ya habrá valido la pena.
Muchísimas gracias por escucharme, como siempre y perdón por la paliza, hoy estaba romántico, sólo Dios sabe lo que puede salir de aquí, buena prosa y romanticismo mezclados, cosa peligrosa, el tiempo lo dirá
Atentamente
El Escriba
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